El Espíritu Santo y la virginidad

 

El Espíritu Santo y la virginidadEl pensamiento ambrosiano sobre la virginidad cristiana sigue siendo, todavía hoy, más actual que nunca, precisamente por la centralidad que Ambrosio asigna al Espíritu Santo. Y es que, hablando de la virginidad propiamente cristiana, hay que referirse al Espíritu Santo como el alma que la anima y vivifica a lo largo de la historia de la salvación.

Por Él, el carácter virginal propio de Dios Trinidad se nos ha revelado en el misterio de la virginidad del Verbo hecho carne y en la virginidad de María. Por Él, ese mismo misterio se prolonga y encarna continuamente en toda la Iglesia y en cada uno de sus miembros, como culminación de la vida cristiana que Él va modelando y especificando por los dinamismos propios del Bautismo y de la Confirmación. Y por Él, ese mismo misterio es el que se va perfilando de forma propia y específica en todos los cristianos, cualquiera que sea el carisma y la modalidad con que vivan su fe. 

 

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